jueves, 28 de febrero de 2008

Te caíste ( II )

Deseó tanto mi razón y, cuando halló una forma más de alcanzarla me dejó en los desechos de la muerte, agonizando sobre mís ríos de tristeza. Y él trataba de rescatar recuerdos.
Logré ver que, mi carne podía más que la suya, solo quiso salvarse gracias a mí. Y, ahí estaba, comentándole a los buitres sobre sus aventuras desquiciadas, alimentando de grises los rumores que destilaba su piel.
Corría por alguien que no estaba, que no perecía pero que tampoco merecía su amor.

Corría por algo que no existía ni existiría, porque eso se había derribado hace tiempo.
Y el tiempo se había acabado mucho antes de que él se diera cuenta. Donde sus suspiros abordaban, su amor lejano se terminaba.
Sangrando sobre una herida estaba, sofocando mis propios humos. Utilizando mi cerebro de la mejor manera posible para no verlo más caer, para que estuviera a mi lado. Maneras ya vacías de este sentimiento también vacío, ya harto de tristezas suyas, tan mías. Cayendo con él estaba, atada a decisiones inconclusas, hechas de humos negros prisioneros.
Había decidido no caer más junto a él, caer sola y sobrevivir sola, porque esa es la mejor manera de quererse. Devastada me hallaba en aquel piso donde lo ví caer por última vez.


No hay comentarios: