jueves, 28 de febrero de 2008

Te caíste ( II )

Deseó tanto mi razón y, cuando halló una forma más de alcanzarla me dejó en los desechos de la muerte, agonizando sobre mís ríos de tristeza. Y él trataba de rescatar recuerdos.
Logré ver que, mi carne podía más que la suya, solo quiso salvarse gracias a mí. Y, ahí estaba, comentándole a los buitres sobre sus aventuras desquiciadas, alimentando de grises los rumores que destilaba su piel.
Corría por alguien que no estaba, que no perecía pero que tampoco merecía su amor.

Corría por algo que no existía ni existiría, porque eso se había derribado hace tiempo.
Y el tiempo se había acabado mucho antes de que él se diera cuenta. Donde sus suspiros abordaban, su amor lejano se terminaba.
Sangrando sobre una herida estaba, sofocando mis propios humos. Utilizando mi cerebro de la mejor manera posible para no verlo más caer, para que estuviera a mi lado. Maneras ya vacías de este sentimiento también vacío, ya harto de tristezas suyas, tan mías. Cayendo con él estaba, atada a decisiones inconclusas, hechas de humos negros prisioneros.
Había decidido no caer más junto a él, caer sola y sobrevivir sola, porque esa es la mejor manera de quererse. Devastada me hallaba en aquel piso donde lo ví caer por última vez.


martes, 19 de febrero de 2008

Te caíste

Él golpea fuertemente sus hombros,
descabezados de levantar decepciones,
valientes e ignorantes.
Llevan al mismo a decaerse suavemente,
fermentándose en sí mísmo,
sin ninguna razón para correr.

Va, golpeando su organismo lleno de de sombras inconclusas
que nunca le dieron un despiadado infinito.
Levanta sus ojos hacia el abismo que lo llevó,
a caer,
en sus brazos inciertos de decisiones
y de ambiciones.

El se cayó, recorrió la tierra de manera salvaje,
se fió de reflejarse en ella,
y como si fuese una pesadilla de aquellas
se hundió, despedazó sus brazos al querer alzarse
Y continuar.

Desgajó sus deseos de nada
Provocó que sus extremidades se quejaran de sí mismas
Enajenándose.

martes, 12 de febrero de 2008

taza vuelca

Derramo vientres acusados de tanta afonía,
corren por tu cuerpo agua coloreada de mares.
Ponen en algún sitio mi fiel morfa obediencia,
bebiendo costales de tus atroces devociones.

Salto los costados de este sendero,
cruel linde de tu cuerpo agazapado.
Perdiendo los encuentros de mi mente,
En ese camino lluvioso y desértico.

martes, 5 de febrero de 2008

Los extraños tés de las mariposas (II)

A las mariposas le duelen la panza, sus cabecitas.
Están tan tristes,
Tanto.
Les cuesta volar,
y cuando se ilusionan,
Alguien las golpea fuerte contra su frente.
(y quien sabe, sean ellas mismas)
Y sus ojitos y su carita, se ponen mal, porque piensan en volar y no pueden.
Algunas mariposas no vuelven a volar,
El dolor fue demasiado fuerte para sobrevivir
Otras se curan de a poco y renacen de vuelta
Esperando alguien que las acaricie, despacito
Como ellas siempre quisieron, y no tuvieron.


domingo, 3 de febrero de 2008

Los extraños tés de mariposas

Despacito, camino, con mis mariposas. Revoloteando están. Muy fuerte. Muy fuerte. Y a veces se transforman en polillas que duelen y no terminan.
Se mutan por indecisiones. Indecisiones que llevan a las mariposas a desprender colores. Y si no me veo así es porque lo oculto. Un poco.
Las polillas no paran, no paran. Hasta que. Uno sabrá que hay que hacer, y es ahí cuando las mariposas cesarán y dejaran de refunfuñar, revoloteando sus alas desesperadamente. Tranquilizándose. Viviendo en armonía conmigo.

























dedicada para mi estómago