domingo, 3 de febrero de 2008

Los extraños tés de mariposas

Despacito, camino, con mis mariposas. Revoloteando están. Muy fuerte. Muy fuerte. Y a veces se transforman en polillas que duelen y no terminan.
Se mutan por indecisiones. Indecisiones que llevan a las mariposas a desprender colores. Y si no me veo así es porque lo oculto. Un poco.
Las polillas no paran, no paran. Hasta que. Uno sabrá que hay que hacer, y es ahí cuando las mariposas cesarán y dejaran de refunfuñar, revoloteando sus alas desesperadamente. Tranquilizándose. Viviendo en armonía conmigo.

























dedicada para mi estómago

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