martes, 11 de diciembre de 2007

Dos tés

La puerta se escucha golpear,
mirar hacia atrás es invocar tu vigencia.
El campo crece sobre el horizonte
apoyo mis pies sobre alguna cerca.
Está atardeciendo y es invierno.
El cielo se torna violáceo, se va durmiendo.
Pequeños puntitos sobre en el aire sublunar, blancos parpadeantes.
Los oculto con mis pies, mis dedos al moverse.


La mesa esta fría. Las sillas también.
A través del telón miro lo que fue,
puede ser que, alguna vez,
éstos dos tés estén llenos.
Oscurecés con tintes azules,
mi dedos crujen,
mi cuerpo se enfría,
la noche me sacude.


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